Los mercados capitalistas son implacables, solo persiguen un fin, máximo beneficio al más bajo coste. El más bajo coste es la "explotación" de la gente trabajadora y honesta y la expoliación de los recursos, allá donde los haya, aunque sea arrasando a sangre y fuego..
Las políticas neoliberales impuestas por la UE y estos organismos que representan al capital y que no sabemos porque son los que mandan, se hacen con gusto, por ideología, el PP por ejemplo o disimulando, como el PSOE, que tampoco hace ascos, al menos hasta ahora. Por ideología se han practicado unas políticas que han sido brutalmente virulentas con los derechos de la clase trabajadora, deslocalizar, cerrar empresas por esta misma razón, desahuciar, precarizar, son su meta, se ha creado un monstruo que se escapa a todo control y ahí lo tienes, lo devora todo, la humanidad, el planeta, todo lo que se le ponga por delante si se puede sacar tajada.
Si la regla de oro del mercado es la ley de la oferta y la demanda, está claro que material sanitario tan necesario para preservar la salud y la seguridad de profesionales y enfermos, en un momento tan dramático como este va a despertar la codicia. Una mercancía de primera necesidad, imprescindible para salvar vidas, por lo tanto perfecta para especular, llegará a este mercado implacable a precio de oro.
Hasta el defensor a ultranza de dejar el mercado a su aire (mentira) se ha convertido en el rey Arturo del capitalismo salvaje se ha tenido que enmendar la página y ha pasado a la economía comunista para poder seguir siendo capitalista. Pues va a ser que no.
Un ejemplo de este capitalismo salvaje que nos dejó sin palabras en su día, el premio, presidenta del BCE: ¿Lo dijo o no lo dijo?, algo sí que dijo.
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